Ayer, 25 de junio, tras dos meses casi en clausura, decidí subir a buscar pechiazules, sin mucha esperanza, porque este año no se han dejado ver mucho, y porque ya está la temporada un poco avanzada, de cualquier forma, iba dispuesto a disfrutar de Gredos, el pechiazul solo era una excusa para pasar el día en la sierra.
Tras varias horas sin suerte, pero fotografiando y disfrutando de las mariposas, las collalbas grises, el roquero rojo y el escribano hortelano entre otros, decidí tirar de instinto y sentarme tranquilamente a comer el bocadillo junto a un piorno, en un lugar que consideraba aparente.
No me dejó ni comer, al primer mordisco tiré el bocata y disfruté de este precioso ejemplar del príncipe de los piornos en flor, por supuesto no utilicé reclamo, no es necesario, solo paciencia, pasión, respeto e instinto.