Llega la tarde y tienes un rato antes de empezar con tapas y cenas, la opción sofá tira, pero piensas que hace tiempo que no te asomas al hide de los pequeños, salvo para poner algo de comida, y cada vez que vas te recompensan con creces, primero aparece un volantón de picapinos…
y justo seguido, su madre…
al lado una joven ardilla roja, aún sin mechones de pelo en las orejas no para de comer…
mientras en la valla se asea un verdecillo…
y un mirlo con el pecho pelado por los picotazos de sus pollos cuando les lleva la comida te recuerda lo duro que es ser padre para un mirlo…
y justo sobre él un volantón de herrerillo, aún descolorido hace equilibrios sobre una rama seca…
Y entonces piensas como cada uno te cuenta su historia en un momento, y lo bonito que es poder verlo e interpretarlo…
¡Que le den al sofá!